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MARABANA | MARACUBA 2017
INTRODUCCIÓN
Si tienes la intención de correr el próximo MARABANA, no te pierdas esta crónica detallada de mi viaje del 2017 dónde, junto a unos amigos, disfrutamos de un maravilloso ambiente en una ciudad muy especial. Y si también lo quieres ver en imágenes, visita mi canal de Youtube 👉 KAVARKES
COMIENZA EL VIAJE A LA HABANA
Mi recorrido maratoniano me
lanzaba esta vez en tierras caribeñas, concretamente en La Habana donde cada
año se celebra el MARABANA en colaboración con la organización del MAPOMA. No
era un Maratón que tuviese en mente pero aprovechando que mi amigo Víctor AKA
‘Nukis’ iba a estar de vacaciones por Cuba tres semanas, decidí acompañarlo los
primeros días de su aventura para correr juntos los 42,195. Nunca había estado
en Cuba, así que era una magnífica oportunidad de conocer esa tierra que nos
hermana.
El viaje comenzó un poco
accidentado por el descontrol de Air Europa. Había reservado ya en Junio
ventanilla de emergencia para poder estirar las piernas, viajar relajado y más
o menos descansado, y a la hora de facturar resulta que la habían vendido 3 veces!!!!
La explicación fue que el sistema no había grabado las dos primeras (la mía y
la de una señora que había reservado por teléfono) y en cambio sí grabó la de
un señor que la había pedido esa misma mañana. Tras mucho protestar y en vista
de que no iban a solucionar nada, me tuve que ir resignado con un asiento de
pasillo estándar. Al final en Madrid parece que mi cabreo surtió efecto y a la
hora de embarcar, aunque me dieron pasillo, pude ir en salida de emergencia y
estirar las piernas todo lo que quise. No dormí casi nada en este viaje diurno
pero si aproveché para ver la mitad de la primera temporada de la serie
Westworld. Muy creativa la verdad.
Y tras la escala en Madrid y 10
horas y media de vuelo, aterrizamos en el Aeropuerto José Martí de La Habana.
Tras los trámites aduaneros salgo al hall y no me podía creer el caos que allí
había. Mogollón de gente apilada que apenas dejaba salir a los pasajeros. Y
mogollón de gente cambiando moneda. Afortunadamente en información me dijeron
que podía cambiar en la ciudad porque algunos taxis aceptaban euros, así que
tras negociar con uno compartí taxi con dos chicos cubanos y uno colombiano de
Bogotá que también iban al centro por 20 euros cada uno. Creo que el taxista
hizo el mes, sobre todo con ellos :) Por cierto, uno de ellos también iba
a correr el Marabana y estaba muy interesado por la situación de
Cataluña.
Lo primero que he de recomendar
llegado a este punto, es que no os compliquéis la vida con paseos para buscar
un autobús ni cosas por el estilo. Por 20 euros te llevan al centro y vas tan
tranquilo. El tema de la moneda es un poco lioso al principio, pero una vez te
acostumbras no hay problema. Al ser turista casi todo el mundo te cobrará en
CUC (algo menos de un euro), aunque si quieres ahorrarte algo de dinero, podrás
encontrar alguna tienda o bar en el que puedas pagar en CUP, la moneda
nacional, con lo que te ahorrarás bastante (1CUC = 24CUP) Pero no te dejarán
pagar todo en moneda nacional, ni los taxistas te cobrarán en ella, y si lo
hacen, te harán la conversión y acabarás pagando lo mismo. En los autobuses sí
que la aceptan y cuestan 40 céntimos de CUP, algo así como 2 céntimos de Euro.
Eso sí, ya podéis ir preparados para aguantar colas y apretones :).
Dicho esto, continúo con el
relato. Al llegar a la calle donde había alquilado con Airbnb ya empecé a
conocer un poco las costumbres. Buscando el número del portal se me acerca un
cubano para ofrecerme su casa para dormir. Le doy las gracias y me ayuda a
buscar el número de mi portal. Cuando me acerco una voz me llama por mi nombre.
Era Bárbara, la suegra de Jerome que me esperaba para darme las llaves.
Subimos, hacemos el registro y quedamos para el día siguiente para cambiar
dinero.
El apartamento estaba muy bien con un largo pasillo que lo cruzaba por completo. Tenía un hall/salón con una TV grande, luego pasabas por la cocina muy bien equipada con nevera, micro y cafetera, después estaba el baño, una habitación y una segunda habitación que tenía un balcón a la calle desde dónde se podía ver el Capitolio. Como había llegado el primero, me tomé la libertad de coger esta habitación :)
LA HABANA | MALECÓN | CALLEJON DE HAMEL
Al día siguiente me reúno con Bárbara para ir a cambiar moneda, ya que los CUC
y CUP sólo se pueden cambiar dentro de la Isla. Me lleva a la concurrida calle
Obispo, la arteria principal de ‘turisteo’ de La Habana y después de una
pequeña cola, cambiamos y nos vamos a desayunar. Nos despedimos y yo me dirijo
directamente al famoso Malecón. La primera impresión es que es muuuy largo y la
siguiente, qué destrozado que está. Pavimento, edificios y todo en general.
Bueno, quizás es parte de la belleza.
Centro de Arte Gallego |
El Capitolio |
El Malecón |
Caminando y caminando, llego hasta el monumento de
Antonio Maceo dónde encuentro a Ernesto, un profesor que estaba allí haciéndose un
par de fotos. Empezamos a charlar y me presenta a su amigo René, músico
percusionista que participaba en un proyecto cultural iniciado en los años 90 por
el pintor, escultor y muralista Salvador González Escalona. Era el famoso
Callejón de Hamel, una de las visitas obligadas en La Habana. Allí se pueden
encontrar cuadros, esculturas, restaurantes y también se pueden presenciar actuaciones musicales y artísticas. Nos
vamos juntos allí y comiendo, me van contando cómo es la vida en Cuba.
Complicada. Ernesto, como profesor ganaba el equivalente a 10 euros al mes y
René se buscaba como podía la vida de percusionista, aunque éste tuvo la suerte
de viajar fuera gracias a un contrato con un grupo musical, conociendo NYC y
Londres. Entre otras causas, la recaudación por venta de CDs y aportaciones de
los visitantes del Callejón de Hamel va para una asociación de niños con
síndrome de down. Tras la sobremesa nos despedimos, aunque quedé con René para
el día siguiente.
Monumento Antonio Maceo |
Con Ernesto y René |
Callejón de Hamel
Volví de paseo a casa a
descansar un poco y luego volví a salir a dar una vuelta por la zona del Museode la Revolución y la parte del Malecón que estaba enfrente a la Fortaleza ElMorro, antes de volver a casa ya para esperar a Nukis y a Pedro ‘El Fiera’, un
viajero que conoció por internet y con el que iba a hacer todo el resto del
viaje. Llegaron bastante tarde y nos despedimos de Pedro hasta el día siguiente
ya que él estaba en otra casa. Nukis y yo salimos a tomar una hamburguesa y a
intentar conectarnos a la WiFi en un
parque cercano al apartamento para luego irnos a dormir.
|
Museo de la Revolución |
Grupo percusionista callejero |
EXPO MARABANA | MARACUBA
El Sábado tocaba la recogida del
dorsal, pero antes nos pegamos un buen desayuno y también nos dimos unos buenos
paseos por La Habana, pasando por El Capitolio, recorriendo el Malecón y
llegando hasta el Hotel Meliá que era dónde se encontraba el centro neurálgico
del Maratón. Vamos, justo lo que no hay que hacer el día antes de un Maratón :)
La recogida del dorsal fue
realmente tranquila, sin cola y sin ningún problema. La verdad es que no éramos
muchos participantes. En total, sumando 10K, Medio Maratón y el Maratón,
sumábamos unos 5000, de los cuales, únicamente 400 corríamos el Maratón.
Explorando la zona de salida/meta |
Dorsales preparados |
Como no nos íbamos a ir de La
Habana sin montar en un coche antiguo, cogimos uno que estaba cerca del hotel
para volver al centro, dónde recorrimos de nuevo la calle Obispo y llegamos al
casco antiguo que está todo reformado y es bastante bonito. Vimos el Museo de Ron Havana Club aunque no pudimos pasar del hall de entrada porque estaba cerrada. Como
al día siguiente había que madrugar, nos despedimos de Pedro que se fue de
fiesta y nosotros a descansar.
Los Reyes de La Habana :) |
Paseo en coche clásico |
Museo del Ron |
Convento San Francisco de Asis |
EL MARATON
Y llegó el Domingo del Maratón. Amaneció ‘fresquito’
con 17ºC a las 0700 de la mañana y ya luciendo el sol. La verdad es que no
pintaba nada bien, porque si hacía ese calor a las 0700h, a eso de las 1200h
estaríamos a casi 30ºC y así fue.
La zona de salida y meta estaba situada enfrente al
Capitolio y aunque llegamos con bastante tiempo, ya había un montón de gente
por los alrededores, calentando, escuchando música y algunos incluso fumando.
En fin, que se ve de todo en las carreras.
Recién llegados a la zona de salida |
Estiramos un poquito y el calentamiento nos lo
saltamos que bastante aliente estaba ya el ambiente. Según se acercaba la hora iban
llegando más y más corredores que se apresuraban a ponerse en la línea de
salida. Nosotros no teníamos especial prisa ya que íbamos a llevar un ritmo
tranquilo, rondando los 5’30” para terminar un poco por debajo de las 4 horas.
Así a todo le digo a Nukis que nos vayamos colocando que luego tardamos un
siglo en salir. Me comenta que la mayoría de los que están delante correrán la
carrera de 10K así que saldrán bastante más rápido que nosotros. Tenía lógica.
Y digo tenía, en pasado, porque resulta que dan la salida y el 90% de los que
estaban por delante no sólo no iban más rápido que nuestro muy tranquilo ritmo,
sino que iban realmente lentos, con lo que el primer kilómetro nos costó muchísimo
siquiera poder correr.
Listos para una nueva aventura! |
Una vez superado ese atasco inicial ya nos
plantamos prácticamente en el Malecón y justo antes, nos adelanta David, un
chico de Madrid con el que habíamos coincidido en la calle Obispo que estaba
comprando unas tarjetas de internet. Comentamos un par de cosas y nos
despedimos porque él iba a más ritmo.
Nosotros íbamos bien, contentos, grabando el video
con la GoPro y realmente disfrutando de la carrera. Evidentemente, a esas
alturas todo es alegría. Tras recorrer los 7 kilómetros completos del Malecón,
hacemos un giro de 180º bordeando un parque para dirigirnos durante un kilómetro
en sentido contrario y luego girar a la derecha para enfilar lo que allí llaman
‘las lomas’ que nos dejarían a los pies de la Ciudad Deportiva. Bien, pues esas
lomas eran mortales. Otros 7 kilómetros de continuo sube-baja y algunas
bastante largas y empinadas. Le comento a Nukis que en la segunda vuelta ahí lo
íbamos a pasar mal porque sería justo el kilómetro 29 y las fuerzas ya no iban
a ser las mismas.
Pero no nos adelantemos que todavía estábamos en el
kilómetro 9. Poco después, en la grabación del kilómetro 10 (grabábamos cada
5K), se nos une Michele, un francés que iba más o menos a nuestro ritmo. Más o
menos nos fuimos entendiendo y resultó ser también un maratoniano aventurero. Con
él hicimos los siguientes 4 kilómetros hasta que nosotros paramos un momento a
descargar líquidos justo en la zona que bordea la Cuidad Deportiva y después de
haber tenido un pequeño incidente con un tren que cruzó por el medio de la
carrera. Era de mercancías e iba muy lento, pero a los que pilló por detrás los
dejó clavados. Menos mal que llevaba sólo dos vagones. Nosotros hicimos un
pequeño srpint y logramos pasar por delante.
Tras quedarnos aliviados, continuamos la carrera
encarando el kilómetro 15. De momento todo iba en orden, aunque el calor
empezaba a apretar. Comentar que, a diferencia de otras ediciones, los
avituallamientos eran con botellas de plástico y no con bolsas de agua. Lo que
sí nos daban en bolsa era la bebida energética que, por cierto, era de naranja
y estaba muy rica.
Poco después del km 15 pasamos por la Plaza de la
Revolución y, aunque ya no había lomas, el circuito seguía subiendo y bajando,
esta vez en forma de falso llano. Nuestro ritmo era bueno e íbamos rondando los
5’30” previstos, aunque el calor se empezaba a notar. Tras recorrer la larguísima
Avenida Salvador Allende, nos plantamos prácticamente de nuevo en el Capitolio
para finalizar la primera vuelta y pasar el Medio Maratón. Había un ambiente
extraordinario y, la verdad, una acumulación de gente y corredores justo al pasar
por el arco de meta que complicaba un poco el paso de los que teníamos que dar
una segunda vuelta. Pasamos el arco en 1h54m15s, prácticamente clavando el
tiempo previsto de 1h55m.
Y ahí llegó uno de los momentos más curiosos que he
vivido en mis aventuras maratonianas. De repente, lo que era un ambientazo
tremendo se convierte en un paisaje algo desolador. Sólo un kilómetro después,
cuando enfilamos por segunda vez el Malecón, ya no había prácticamente gente.
Pero no sólo eso. Es que no había prácticamente corredores. Nos habíamos
quedado los 400 del Maratón y claro, esparcidos a lo largo de los 21K de la
segunda vuelta, pues daba como resultado que había tramos en los que no veías a
nadie delante en medio kilómetro o más.
Las fuerzas ya no eran las mismas y un suave viento
en contra tampoco ayudaba, aunque refrescaba un poco. Liquidamos como podemos
el Malecón, pero yo ya con la idea de tomar un pequeño descanso al pasar por el
avituallamiento del km 30. Dicho y hecho. Ese avituallamiento lo pasamos
andando para beber bien, tranquilamente y afrontar por segunda vez ‘las lomas’.
Nukis la verdad es que iba mucho mejor, así que se dedicó a hacer un muy buen
reportaje fotográfico.
Poco después nos llevamos la agradable sorpresa de
ver a Michel unos metros más adelante. El Maratón le estaba pasando factura y
le habíamos recuperado el tiempo perdido en la parada de la primera vuelta. Lo
alcanzamos y le ayudamos a recuperar el ritmo. Nukis seguía bien y Michel y yo estábamos
librando una dura batalla contra el Monstruo.
En esta segunda vuelta el tráfico ya estaba
parcialmente abierto y había policías controlando los cruces, pero lo que nadie
controlaba era la polución que no dejaba respirar bien del todo.
En el km 36 había un avituallamiento con voluntarios
dando masajes de hielo, así que ni me lo pensé. Paré un momento para recuperar
un poco las piernas y Michel siguió el mismo camino. No era un masaje en sí,
simplemente te frotaban hielo por las piernas que venía genial para refrescar
un poco. Como os podéis imaginar, los ritmos y la media se habían desplomado y
ya teníamos claro que no bajaríamos de las 4 horas. La carrera ahora consistía
en no irmos muy lejos de esa marca.
Un kilómetro más tarde pasamos de nuevo por la
Plaza de la Revolución después de que casi me atropellase un coche y en el km
38, dejando atrás la Calzada de Ayestarán ya girábamos a la derecha para enfilar por segunda vez la Avenida Salvador Allende. Ahí
ya empezaba a oler la meta, así que me armé de valor y, sabiendo que Nukis no
tendría problemas para seguirme, aumenté un poco el ritmo y a pasar por la
marca del km 41, lo subí mucho más, sacando fuerzas de no sé dónde, y poniéndome
a 4’30” prácticamente mi ritmo de 10K. Y con ese arreón final y muy contento
crucé la línea de meta con Nukis detrás grabando todo. Un poquito después llegó
Michel con quien nos fundimos en un abrazo y nos sacamos una foto para la posteridad.
Maratón #18 terminado y ya con la cabeza puesta en el Maratón de Tokyo.
Nueva mordida celeste! |
Con nuestro compañero de aventura Michel |
El gran corredor cubano Acosta |
Como comentario final, decir que el Maratón está
muy bien organizado por la gente del MAPOMA, teniendo en cuenta los medios y
que es un Maratón modesto. Yo contacté con ellos por email para intentar conseguir
el dorsal 150 ya que esa iba a ser mi carrera oficial número 150 y David me
atendió genial, aunque luego por un despiste mío de no recordarle a tiempo lo
del dorsal, me quedé sin él. No importa. Lo importante es la buena intención.
LA HABANA | PLAZA DE LA REVOLUCIÓN | COPPELIA
El lunes tocó visitar la Plaza de la Revolución para acercarnos después a la estación de autobuses Vía Azul para buscar
el billete de Nukis y Pedro que se marchaban de la Habana el miércoles. Tras
una pequeña discusión con los coco-taxis en el Capitolio, cogimos un taxi que
nos llevó a la Plaza de la Revolución y después de una buena aventura en un bus
urbano, nos fuimos a comer al Restaurante Ideas de Liván, un amigo cubado de mi
amigo Erik. El restaurante estaba cerquita del Malecón y la verdad es que
comimos de lujo. De vuelta al centro, cogimos un taxi con dos chicos muy
simpáticos con los que quedamos para que nos llevase a un club de Jazz que
conocía Pedro ya que había estado en La Habana anteriormente. Pero antes de
esto, nos fuimos al garito que habíamos descubierto el domingo, el Patchanka a
tomar unos mojitos del cual ya
nos acercamos directamente al Capitolio dónde habíamos quedado con el taxista para ir al Jazz Café, al lado del Meliá, dónde cenamos tranquilamente y
pudimos disfrutar de un espectáculo maravilloso. Muy relajante.
Plaza de la Revolución |
Plaza de la Revolución |
Monumento José Martí |
Ya sólo me quedaba un día en Cuba así que lo
aprovechamos para conocer la zona de la Universidad, dónde comimos muy bien en el
restaurante El Biki, y también para tomar un helado en el Coppelia, la heladería
más famosa de toda Cuba, dónde realmente tuvimos un par de momentos bastante
graciosos con una señora cubana y luego con el camarero y la ya famosa frase
entre nosotros de… ‘5 de naranja y a lo loco!’ También estuvimos dando un paseo
por el Callejón de Hamel que Pedro y Nukis no conocían. Por la tarde ya me tocó
coger el taxi, para regresar a España y cerrar un nuevo viaje maratoniano en
una ciudad realmente digna de ver.
Con Pedro y Nukis en el Restaurante Ideas |
Jazz Bar |
Heladería Coppelia |
La verdad es que la experiencia fue muy buena,
sobre todo por el hecho de poder compartirla. Normalmente viajo solo y, salvo
mis aportaciones en redes sociales, no tengo con quien comentar las aventuras
que siempre ocurren. Sumo un nuevo Maratón (y van 18) y un nuevo País diferente
(el noveno). Y ahora a planificar mi próximo viaje a correr el Tokyo Marathon
en Febrero del 2018!!
Esta vez sí que hay un extenso álbum de FOTOS DEL VIAJE, aunque las FOTOS DEL MARATÓN, son más bien escasas y se
reducen a las que hicimos nosotros porque no he encontrado ni una de la
Organización. Lástima esa foto entrando en meta... Eso sí, al final del álbum de fotos está el video que hemos grabado durante la carrera. No os lo perdáis!!! Las estadísticas, como
siempre, en GARMIN.
NO RETREAT NO SURRENDER
Vaya crack!!! Cómo se nota que vives en Castefa... La temperatura debió ser un handicap, pero la humedad... Allí debe ser una barbaridad. Ya puedo decir que he visto Cuba, da gusto leerte. Un saludo y a por Tokio!!!
ResponderEliminarMuchas gracias!! La verdad es que tuvimos bastante suerte porque no hubo demasiada humedad. Aunque con 30ºC a poca que había ya se notaba. La ropa empapada totalmente entre el sudor y las botellas de agua que me vaciaba por la cabeza. Pero una buena experiencia. Como tardé tanto en escribir y publicar la de La Habana, ya me ha dado tiempo a correr Tokyo. Prepárate para la crónica que es como tres veces más larga. Pero es que esa ciudad es asombrosa!! Saludos!!!!
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