42ND ING NYC MARATHON
No era algo que desease desde pequeño, ni siquiera un capricho de adolescente. Más bien fue una idea loca que se me ocurrió cuando visité por primera ver New York en 1997. Estaba con mi novia de paseo por allí y no recuerdo exactamente por qué, pero le comenté que tendría que ser alucinante que corten el tráfico y que puedas correr por el medio de estos increíbles edificios en la Maratón. Quizás ví algún cartel o algo así, porque hasta ese día mi interés por correr había sido totalmente nulo. Piragüismo, basket y fútbol era lo que había hecho hasta el momento, pero eso de ponerme unas zapatillas e ir de un sitio a otro para llegar agotado, ni se me había pasado por la cabeza, a pesar de que alucinaba con Carl Lewis y otros corredores de la época. Así que la idea quedó ahí, aparcada en alguna parte de mi cerebro durante unos dos o tres años más hasta que un día trabajando en una discoteca y hablando con uno de mis compañeros le comenté mi loca idea. No sólo no le pareció loca